Recientemente ha salido al mercado esta interesante obra sobre el cine negro asiático y sus repercusiones en la cinematografía occidental. Desde este blog se recomienda su lectura y su fresco y dinámico análisis para el estudio de un género que se ha enriquecido gracias a sus aportaciones. Espero que se animen a leerlo, les dejo la reseña.
Cuándo las viejas fórmulas del cine noir de "canon occidental"- tomando prestado las palabras de Harold Bloom- comenzaban a tener fecha de caducidad, una nueva cinematografía englobada como "asiática", aunque contando con idiosincrasias particulares, rugía con fuerza en festivales europeos y se metía en la cabeza de los críticos más exaltados deseosos de renovación y de discursos revulsivos.
Bajo etiquetas o calificativos de "nuevos cines", "nueva ola" o "nuevos aires", el renovado cine asiático se ha ido convirtiendo en un punto referencial para los más innovadores discursos narrativos, para la nueva crítica y ,por ende, para los nuevos estudios y análisis estilísticos.
Desde esta última perspectiva debemos abordar la reciente publicación de T&B titulada Asia Noir. Serie negra al estilo oriental , dónde la cinematografía asiática es abordada como ese referente occidental al que aludíamos antes, pero con vida propia y con tímidas influencias occidentales como fueron: la Nouvelle Vague, o la realización específica de algunos directores como Sam Peckimham, Scorssese, (aunque siga absorbiendo sus ideas, entiendase la compra de los derechos de Infernal Affairs con oscar bajo el brazo, o la última adquisición para un nuevo remake Confesion of the pain), o el maestro Coppola.
Asia Noir, coordinada por Roberto Cueto y Jesús Palacios, expone las valientes y exóticas trasgresiones que ha experimentado el cine negro oriental, y que se transforman bajo nuestra mirada en una serie de innovaciones temáticas y estilísticas - que pueden manifestar parámetros incomprensibles, mucho de ellos por la lejanía con su cultura- pero que nos aportan un universo abierto a nuevos caminos en la transformación genérica tan necesarias cuándo las fórmulas están agotadas.
El punto de partida hacia ese descubrimiento se centra en un interesantísimo capítulo de Jesús Palacios sobre la imagen de Oriente en el imaginario occidental. Necesario para perfilar ese trasvase de culturas en las que afortunadamente podemos seguir hablando de cultura oriental, y digo afortunadamente porque la globalización aún no ha podido con pequeños tesoros idiosincrásicos cómo lo demuestra el libro que tenemos entre nuestras manos.
A través de sus distintos capítulos, el lector podrá viajar al cine noir y a las "nuevas olas" de países tan trasgresores como Japón, Corea y Hong Kong (con un apartado aparte por el peso específico de la ex-colonia) y en menor medida podrá asomarse a la reciente cinematografía india y tailandesa.
De este modo, aún partiendo de una máxima general como es la colonización estilística de Asia, la aportación del cine japonés es mucho más extensa que la del resto de países. Japón con su cine de yakuzas y su rico y extenso imaginario se ha convertido en un referente internacional del cine negro. A este respecto es muy interesante el análisis de Cueto al llenar alguna laguna en los numerosos estudios sobre esta cinematografía, rastreando "otras derivaciones y subgéneros del cine de consumo japonés mucho menos populares en occidente que las tradicionales gestas de los mafiosos tatuados". De igual manera que el capítulo de Paul Schrader dónde ya en los años setenta realizó una aproximación al cine de yakuza-eiga, y dónde matizó las bases de un cine de yakuzas puramente japonés, con su particular manera de entender el arte, el individuo y la sociedad.
Quizá sea el análisis del cine noir coreano la visión más pesimista en su aportación a las nuevas fórmulas genéricas. La cinematografía coreana tiene dos grandes cortapisas: por un lado la oferta artística de vocación popular; y por otro su clara mimesis de los modelos occidentales. Para Hernán Migoya el cine coreano está aún por explotar y su deber está en apartarse de la "asimilación de los códigos de sus vecinos asiáticos y de los occidentales". Sin quitarle la razón no debemos obviar méritos a una cinematografía que tiene entre sus filas a directores como Bong Joon-ho, con la magnífica Memories of Murder, o a Park Chan-wook y su aclamada Trilogía de la venganza. No cabe duda que Corea es el país que más divergencia crítica ofrece, inclusive en el libro que estamos reseñando, pues frente a Migoya, Roberto Cueto alude al cine coreano cómo un cine que ha conseguido "deconstruir y reedificar, mediante una nueva dialéctica entre la imagen y el guión un nuevo universo fascinante y personal".
De la mano de Beatriz Martines compartimos una perfecta radiografía de la cinematografía noir hongkonesa y su particular andadura a la hora de abrir nuevos caminos en la transformación genérica. La combinación de géneros y sobre todo el devenir en los años setenta con la nueva ola hongkonesa, y la posterior segunda ola ya en los ochenta, han sido las tres marcas que ha tenido Hong Kong en su influencia internacional . El conjunto de recursos expresivos y la etapa dorada con John Wo y Ringo Lam han dado el testigo a directores tan carismáticos como Johnnie To - espero que disfruten de la estupenda entrevista que se le hace a este realizador-, Andrew Lau, o el más hiperrealista Fruit Chan, que han hecho resurgir el cine negro en sus pantallas, abordando los mismos temas del cine policíaco pero una dimensión contemporánea "en pleno proceso de descomposición de los valores de la sociedad". Aunque no por ello debamos definir su cinematografía como lecturas sociales moralistas.
Menos peso tiene en este abanico asiático las cinematografías de la India y de Taiwan, pero aún así recomendamos el capítulo de Alberto Elena titulado: Bollywood y sus diez proposiciones para un estudio, dónde analiza la escasa huella del noir, en un género excesivamente filtrado por las marcas hollywoodienses. Esta misma lectura la podemos encontrar en la cinematografía tailandesa dónde son constantes las referencias al cine norteamericano en la producción local.
Este somero repaso al contenido de Asia Noir nos abre unas vías de investigación- con alusiones a películas muy recientes- de las que han hecho constancia los coordinadores de la obra y los especialistas de los distintos países : por un lado el cine oriental nos ofrece y nos ofrecerá una capacidad de inventiva y de renovación prácticamente inagotable, que en definitiva viene a enriquecer el panorama universal de la cinematografía. Un cine muy particular que a veces toca una estética camp, que afronta la violencia como una metonimia de la realidad social, que se mueve a gusto en los parámetros del cine exploit, que aborda lo metagenérico con gran facilidad y que últimamente está teniendo un giro radical hacia el realismo hasta el extremo de surgir una nueva definición: la cinematografía Neo-noir.
Es un libro pensado para todo aquel que se quiera zambullir en el cine noir asiático y para aquél que esté enamorado del cine en general. Pues la puerta abierta de esta nueva cinematografía ha cambiado y cambiará la historia del cine. Creo que fue Napoleón quién dijo: "Dejad dormid a China porque cuando despierte el mundo temblará". Pues bien, la cinematografía asiática está despertando y nosotros permaneceremos en vela para ver sus maravillosas películas.
Nuria Álvarez Macías
4 comentarios:
Holasss, señorita Alvarez. ¡Buena proa para este blog! Lo de empezar con un artículo de cine negro -asiático o como sea- no puede ser mayor acierto, así que todo lo mejor para ti.
La semana pasada leí este libro. Resulta interesante como acercamiento al género noir asiatico, pero lo cierto es que me ha decepcionado un poco.
Me ha parecido bastante flojo en general, quizá haya sido porque intenta abarcar 4 países, dando una gran preferencia a a Japón [más de la mitad del libro.] Al final se toca todo muy por encima...
En la parte positiva, destacar las entrevistas a Fukasaku y To.
Aceptable.
Estoy de acuerdo contigo Chris, pero es tan poco ,lo que llega que tenemos que estaar de enhorabuena.
Lo mejor sin duda, y como señalas, las entrevistas. Y la mejor la de To
Un abrazo
Nuria
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