lunes, 13 de octubre de 2008

Exodus de Edmond Pang:el cine negro más desconcertante y surrealista



Cuando un director tiene un corpus de películas de difícil definición, porque su creatividad y su universo particular pueden más que el encasillamiento, nos encontramos con una rara avis dentro de la cinematografía hongkonesa. Edmond Pang es de esos pocos realizadores que podemos calificar como tal. Su cine, que a veces se trunca en surrealismo, otras en parodia, otras en imágenes hipnóticas, y otras en lirismo, se convierte en un cóctel batido con tal inteligencia que sus películas, aún desconcertantes, no dejan indiferentes.
Exodus (2007), una de sus últimas producciones, es un buen ejemplo de nuestras palabras, al mismo tiempo que una excelente excusa para llevar a cabo sus ideas más brillantes.



Quién defienda que el cine negro se compone de una serie de piezas, que al final encajan con la maestría de un reloj, no conoce el cine de Edmond Pang. Con una de sus últimas películas, Exodus, el director nos conduce a través del desconcierto y el surrealismo en un intento de redefinir y renovar el nuevo trhiller de la excolonia.
Un guión descabellado sobre las mujeres que realizan un complot, con sus reuniones en los baños públicos, para asesinar a todos los hombres del planeta. Un trasfondo de guerra de sexos que no se vale de la comedia, ni del drama, ni siquiera de la acción para contarlo, sino que se vale de todos ellos a la vez. Pinceladas de todas clases, donde quizá esta vez destierre el sarcasmo (una de sus señas de identificación) y se centre más en una narrativa opaca en la que la propia investigación se balancea en el ritmo tranquilo de la cotidianidad.

En Exodus no llama la atención su argumento (donde un siempre resolutivo Simon Yam se mete en la piel de un policía que tras interrogar a un detenido, y ponerle al día de sus sospechas sobre el supuesto complot femenino, decide investigar por su cuenta), si en cuanto a original que quizá por su peculiaridad no consiga ser redonda, en Exodus lo que de verdad nos sorprende es su osadía y su frescura para jugar con el espectador.
Así, el comienzo de la película lo podemos calificar como surrealista: unos hombres con aletas y gafas de buceo se encuentran en una comisaría golpeando brutalmente a un detenido. Como testigos: el espectador y un cuadro de la reina Isabel II que matiza ese toque irónico de Pang hacia el pasado colonial de Hong Kong. El juego que nos propone Pang es el de tener paciencia, más aún por la escasa acción de la película, porque casi al final de la cinta el espectador entiende ese comienzo tan sorprendente: el protagonista vivió una escena semejante en sus primeros años como policía. Una simple excusa con la que Pang hipnotiza con su creatividad.

A Exodus le falta el ritmo de uno sus grandes éxitos Men suddenly in black donde el humor y la parodia inteligente al cine de acción copan su creatividad, también le falta la valentía de AV al satirizar uno de los grandes tabúes asiáticos: el sexo y la pornografía, y quizá también cojee de lirismo y la profundidad de personajes con la que nos sorprende en Isabella... pero el nuevo cine negro de la excolonia pide a gritos propuestas creativas que carezcan de normas.
Edmond Pang es el mejor candidato para seguir por esta línea e hipnotizarnos con su estilo.

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