domingo, 24 de enero de 2010

Blind Shaft de Li Yang: las minas mortales del norte de China







Es posible que bajo el término: Sexta Generación (del cine chino), se agrupen demasiadas perspectivas heterogéneas para poder aunarlas todas en una. Pero, sin detenernos en la terminología de un movimientos, o de distintos movimientos, en los años noventa la cinematografía de la China continental se enriqueció con las miradas independientes y vanguardistas de los distintos realizadores que viraron sus creaciones hacia la realidad de su sociedad. La llamada Generación Urbana centraba sus historias en personajes desarraigados que deambulaban por un Beijing a medio camino entre la tradición y la modernidad. Los directores, haciendo frente a la censura y a los postulados de su gobierno, transformaron el cine chino en una especie de tapiz compuesto por historias individuales bajo la más estricta realidad social. Las películas de la llamada Sexta Generación se vieron en la necesidad de mostrar a personajes marginales insertos en una sociedad a veces desolada, a veces humanizada, pero siempre bajo los postulados de la veracidad.
Quizá, Li Yang pudo expresarse con más libertad en su primera película, Blind Shaft, al poseer la doble nacionalidad china y alemana, puesto que después de cursar estudios en el Instituto de Radiodifusión de Beijing, viajó a Colonia para finalizar allí su formación.
Precisamente Blind Shaft, que adapta la novela de Liu Qingbang, es una coproducción de China, Alemania y Hong Kong, y tiene el “ honor” de ostentar la premisa de que ninguna película, hasta la fecha, ha reflejado de manera tan gráfica la realidad y el carácter de la minería china.
La proliferación de minas clandestinas en el norte de China es una realidad que afecta a numerosos trabajadores que abandonan a sus familias en los pueblos del interior para dirigirse hacia un modo de trabajo, y de vida, tremendamente precario.
Blind Shaft, que puede traducirse como “pozo ciego” recoge esta realidad desde un punto de vista descarnado sin ninguna floritura que le pueda quitar ni un ápice a su efectismo.


La historia se centra en dos mineros, Song y Tang, que trabajan en una de estas minas de carbón. La penuria en la que viven y la necesidad de mandar dinero a sus familias hacen que ideen un macabro plan para estafar y ganar dinero extra. El asesinato de inocentes pueblerinos que llegan en busca de trabajo, haciéndoles pasar por parientes suyos, y así chantajear al director de la mina por el temor a que éstos avisen a las autoridades locales, es el epicentro que mueve esta historia a medio camino entre el cine negro y el cine social.
La película comienza con el brutal asesinato de uno de estos jóvenes que sólo sueña con su familia y con el ahorro para ella. Pero su siguiente víctima, un inocentón aldeano llamado Fengming, hará que sus planes se tambaleen y que la historia adquiera el matiz de lo que podíamos denominar “ironía trágica”.

Blind Shaft es en sí una paradoja, primero por cómo se utiliza a la familia, una de las instituciones más sagradas de la sociedad china, y segundo por el propio contexto de los mineros que hace posible la total carencia de emociones en una sociedad que ellos ven como propia y en unas circunstancias que ellos aceptan como normales y cotidianas.
Por eso a Li Yang no sólo le interesa mostrar la desarraigada situación en la que viven los obreros, sino que su mayor interés se centró en expresar su lucha, sus conflictos y sus contradicciones.
¿No es una contradicción que simulen una familia, para llevar a cabo sus asesinatos, y enviar parte del dinero recaudado por la extorsión a la suya propia? ¿No es cuánto menos irónico que haciendo de su modus operandi el asesinato y la estafa, no deseen la muerte a un estafador que aparece en las noticias del televisor?
El conflicto de estos personajes pasa por normalizar su contexto. La sociedad en la que viven está sufriendo una era de transformaciones, pero ellos han hecho de su día a día una cotidianidad deshumanizada y se han adaptado a vivir en su picaresca macabra. Sólo cuando aparece un tercer vértice del triángulo (Fengming) les desestabiliza de tal modo, que les muestra por lo menos a uno de ellos, que algo puede no estar viciado en la naturaleza humana.

Otra de las grandes contradicciones que recoge su director expone cómo los mineros parecen estar cómodos con las condiciones en las que viven y trabajan. Quizá por ello no toda la película está deshumanizada, en palabras de Li Yang: “...quería mostrar cierto optimismo en el futuro. De ahí las bromas y las escenas cotidianas en la película...”
Pero junto a estos momentos de asueto, necesarios para aplacar el drama, la película se centra en la vida moderna y su culto al dinero. Una de las escenas más comentadas es en la que Song y Tang van a un karaoke y deciden cantar una antigua melodía socialista: “...el socialismo es bueno, la gente tiene casas mejores en países socialistas, los reaccionarios son expulsados, el imperialismo huyen...”. Esta es una de las pocas canciones que sólo conoce Song, y las prostitutas se ríen porque esa canción ya está desfasada. Nuestros protagonistas también están desfasados pues malviven en medio de una sociedad de avances, que no les mejoran su modo de vida, que nos les ofrecen quedarse con sus familias y ganar dinero, y que les obligan a pagarse la universidad.Ante esta realidad es lógico que Blind Shaft fuese censurada por el gobierno chino pero gracias a su conjunta labor en la producción, el espectador puede asistir a esta historia que pone el acento en la trágica ironía final.
Una historia que, como en los dramas de Shakespeare, los personajes matan, se torturan y... ¿el bien se restablece frente al mal? ¿Un mal intrínseco en el ser humano o gestado a partir de las circunstancias?, un mal al fin y al cabo que denuncia una realidad social con la que conviven sus ciudadanos.

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