lunes, 17 de mayo de 2010

The river de Tsai Ming Lang : la alienación del ser humano














Tsai Ming Lang ha creado un universo cinematográfico bajos sus propias reglas. Su obra responde a unos códigos impuestos por él mismo entorno a su concepción del espacio y el tiempo que se fusionan en la creación de una simbología personal que hacen de sus películas unas de las miradas más inquietantes, y a la vez poéticas, de la cinematografía contemporánea.
La alineación urbana está presente en su corpus acompañada de la imagen desoladora y reseca de la sociedad actual. Ming Lang observa la alta industrialización y el asentamiento del capitalismo como el marco alienante para sus personajes que transitan en un mundo con emociones aisladas, con falta de amor y con infelicidad.
Cualquier película se Tsai Ming Lang se podría analizar con estas palabras:"...Yo (Ming Lang) no espero nada del público, pero tampoco les pido nada, solamente que observen mis películas puesto que el público necesita otras cosas y no sólo divertirse...”
En definitiva, una mirada independiente que enriquece las nuevas tendencias cinematográficas.



Insertada en la trilogía, que podemos denominar “alienante”, The river cerraría el grupo anteriormente abierto con Rebels of the neon y Viva l´amour ,con la ciudad de Taipei como escenario de sus historias.
En esa urbe desangelada un joven pasea por sus calles sin rumbo fijo, su nomadismo le lleva a participar como extra en una escena de una película que se está rodando en el río Tansui. Engatusado por su directora (con cameo de Ann Hui incluído) el muchacho accederá a meterse en el río como si fuese un cadaver. Un río contaminado que se representa como arteria de Taipei.
Mientras, en esa mismo urbe, un hombre maduro de aspecto taciturno frecuenta las saunas gays de la ciudad, y una mujer de mediana edad trabaja como ascensorista y se encuentra con su amante desapasionado.
Tres epicentros aislados que durante los primeros treinta minutos de metraje no tienen nada en común. Posteriormente el espectador descubre que todos pertenecen a un mismo núcleo familiar, pero la inconexión con la que se nos presenta la historia es la misma incomunicación en la que viven en familia.

En The river encontramos algunas de las constantes del cine de Tsai Ming. El tema del agua, recurrente en su obra, aparece aquí como arteria de contaminación y causa de inundación. Por un lado,el joven protagonista (interpretado por Lee kang-sheng, indiscutible muso del director) al acceder a rodar la escena dentro del río contraerá un dolor cervical inmune a cualquier tratamiento que le enroscará, aún más, en una espiral de soledad y alienación. Y por otro, las inudaciones que sufre la familia en su piso hará que lo que en un principio se intente solucionar con un simple cubo de agua, luego se transforme en una rudimentario sistema de drenaje.
El agua se nos presenta como un elemento amenazante para la urbanización, contra el órden de la civilización.

A su vez la falta de comunicación entre los miembros de la familia, y por consiguiente entre la sociedad, quizá nos recuerde que estamos transformando la convivencia en un mundo sin valores. No es casualidad que padre e hijo se encuentren en una sauna gay e intimen sin haberse percatado de quien es quien. La frialdad en la sexualidad vuelve a aparecer en The river al igual que en sus anteriores cintas.
Las largas y estéticas tomas, la fría fotografía ayudan a situarnos en la soledad y desasosiego de unos personajes disfuncionales que vagabudean, con sus extraños dolores, en un mundo que nos les permite una cura. De ahí que en The river, la lucha constante por mitigar el dolor en el cuello que sufre Lee kang Sheng, esté presente en la mayor parte del metraje. Es un dolor real que el espectador siente como “tremendamente real”. Los intentos del joven por sanar chocan una y otra vez con la angustia de dolor, ¿no puede ser acaso esto una metáfora de nuestra sociedad actual?

Tsai ming ha querido realizar una película cargada de simbolismo, de reflexión personal, al mismo tiempo que se nos presenta su lado más sombrío y transgresor. Tiene la valentía de elegir un nucleo familiar y diseccionarlo de una manera brutal pero realista, concluyendo en un extraño final que antepone el simbolismo a la claridad. Aunque subraye, metáforas a un lado, la dificultad de una sociedad que avanza con la incominiccación y la soledad como ejes vitales en su devenir.

The river es una fusión perfecta entre el estilo y el contenido, entre el artificio y la realidad, en definitiva, y volvemos a las palabras de Tsai Ming: “en The river he querido plasmar todo mi simbolismo de una forma más patente y exarcebada que en mis anteriores películas....”

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