domingo, 6 de junio de 2010

Love on a diet de Johnnie To: el sobrepeso de las estrellas



















La productora Milkway, con Johnnie To y Kar Fai a la cabeza, ha sabido otorgar el peso específico que la comedia ha tenido en la historia del cine hongkonés, al mismo tiempo que ha sabido modernizarla y globalizarla.
Frente a los potentes thrillers que To y Kar Fai realizan, la comedia les sirve como una especie de sedante (sin olvidar los grandes ingresos económicos que les reportan) dónde los guiones se aligeran y el pesimismo se transforma en romanticismo.
En muchas entrevistas Johhnie To ha dejado patente que no menosprecia ningún género, es más el director califica su versatilidad como una apertura del espíritu dónde lo interesante radica en contar historias variadas dentro de registros variados. La exploración de otras técnicas y otros estilos de narración siempre han estados ligados a la carrera de To, y en sus comedias es consciente que, simplemente, el público debe seguir una historia puesto que no es necesario que reflexione sobre ella.
Johnnie To se toma cada reto como una oportunidad para aprender y Love on a diet encaja en este perfil, una película comercial que reúne a dos de sus estrellas más famosas, orientada al espectador medio, sin otra motivación que no sea del entretenimiento.


El reclamo de Love on a diet radica en ver a dos de las estrellas, más reconocidas del panorama hongkonés, con sobrepeso. Por un lado la simpática Sammi Cheng, a la que muchas veces se le ha acusado de ser anorexica, y por otro a Andy Lau la estrella del pop que más cuida su imagen personal. El reto de la película, gracias a los efectos especiales y al maquillaje, consistía en explorar una historia de amor en el mundo del sobrepeso. Sus personajes experimentan la marginalidad y soledad propia de los que no encajan en un perfil social preestablecido, aunque la historia se mueve siempre en los márgenes de la comedia romántica.


Mini (el personaje de Sammi Cheng) que reside en Tokio, nunca había tenido problemas con la báscula, pero la separación de su novio por una beca de piano a Estados Unidos, le hará caer en una depresión que le llevará a ser una devoradora compulsiva de comida.
Fatty (Andy Lau) es un vendedor de cuchillos que se encuentra en Japón intentando hacer negocios, que se hospeda en el mismo hotel que Mini. La casualidad hará que dos hongkoneses solitarios entablen una amistad que se irá convirtiendo en amor.

Mini se nos presenta como el personaje más desvalido, que consciente de su aspecto actual, no desea reencontrarse con su antiguo novio convertido en un pianista de éxito, y se aferra a Fatty como si fuese una niña desamparada. Fatty ,por su parte, descubre el corazón de Mini y le promete ayudarla a adelgazar para que encuentre su felicidad. Pero en ese proceso de compañerismo y amistad, en ese deseo de cumplir una meta, ¿quién ayuda a quién?
Aún a pesar de mostrarnos el mensaje de que únicamente delgados los protagonistas van a alcanzar la felicidad, lo cierto es que ambos se enamoran cuando están con sobrepeso, acentuando las situaciones cómicas propias de su físico. Ella conseguirá adelgazar gracias al empeño de él, incluso Fatty aceptará peleas callejeras para conseguir dinero y pagar así la clínica donde Mini está internada, pero cuando se sitúa ante su anhelo original, es decir, el reencuentro con su novio pianista, sentirá que no es con él con quien se quiere encontrar. Fatty, por su parte, volverá a sentir ese sensación de estar unido a las personas, de compartir sentimientos e ilusiones, y sentirá cómo el amor vuelva a su vida.

Las sabias palabras de uno de los amigos de Fatty resumen muy bien el “posible” mensaje de Love on a diet: “...lo que hace la gente por amor...”. Mini hasta es capaz de comerse un gusano para que elimine los kilos que le sobran, pero sobre todo, por amor, los personajes en la comedia romántica exponen sin pudor sus sentimientos más profundos y las emociones más intensas. Love on a diet se zambulle en el terreno de los sentimientos más nobles y, por ello, el final reúne a la pareja protagonistas. Fatty y Mini que han sobrevivido y se han conocido en el mundo del sobrepeso, y que ahora – con su esfuerzo recompensado- sellan su amor con un apasionado beso.

Por otro lado es curioso como Johnnie To subraya el sentimiento de orfandad en sus protagonistas al desarrollar su historia en Japón. Ambos son hongkoneses y ambos se encuentran en Tokio, junto con un grupo de compatriotas, que ayudan a Mini en su particular cruzada. Es más uno de los amigos de Fatty le pregunta: "...¿por qué estás ayudando a esta chica?...", a lo que Fatty responde “...porque todos somos de Hong Kong...”. De nuevo To se preocupa de matizar, aunque aquí sea ligeramente, la identidad hongkonesa en su filmografía.

Love on a diet trajo la posibilidad de ver gordos e imperfectos a dos de sus estrellas más perfectas, y ambos actores se olvidaron de su glamour para interpretar a dos seres sencillos, humanos y cargados de sentimientos. To quiso dar al público una historia romántica, y el público se lo agradeció respondiendo en la taquilla.

2 comentarios:

El Marqués dijo...

Nuria.Soy El Marqués de ANTEMUERTO. Ya he publicado una entrada tuya en nuestro blog. El enlace con tu blog para seguir leyendo me da error, pero a lo mejor es un problema de mi antivirús.Lo intento solucionar. Igual me pasa con el enlace que has hecho al blog que hay debajo del nuestro. Te escribo aquí porque he perdido tu cuenta de correo. Perdona.Un saludo.

Chris W. Gray dijo...

Nunca me canso de To, que grande.

La verdad es que esta peli, leyendo el argumento, da un poco de mal rollo por el mensaje que "parece" mandar, pero luego se ve que no tiene nada que ver, ya que al final, Andy se enamora de Mimi cuando aún no ha adelgazado.

Impresionante ver a Lau tan gordo, muy grande, ahaha.

¡Un beso!