sábado, 3 de julio de 2010

Chunking express de Wong Kar Wai: "...si los recuerdos se pueden enlatar, espero que nunca caduquen..."


















De entre las muchas órbitas que ondean por su universo a Wong Kar Wai se le atribuye la capacidad de materializar el sentimiento. Su libertad narrativa se sumerge en el discurso de lo “no dicho” (entendido como aquello que no puede expresarse con palabras) donde la explosión de la emoción está acompasada por su personal visión del paso del tiempo y su incapacidad para atraparlo.
En Chucking express, de nuevo, encontramos su particular galería de personajes solitarios y huérfanos con los que Kar Wai explora la melancolía y la frustración por el abandono amoroso. Envueltos en una atmósfera a ratos asfixiante, a ratos plácida o dolorosa por la vivencia de sus recuerdos, el amor se le representa como un sueño, como un anhelo, inclusive como una devoción, en pos de un deseo contenido.
Kar Wai acota su historia en Chucking espress, sus personajes corren, comen, charlan y sienten por las calles de Thim Sha Tsui, y aquí en este posmoderno espacio de una ciudad tan cosmopolita como Hong Kong, Wong Kar Wai nos muestra la frustración amorosa como un dolor contemporáneo que se enrosca en lo más íntimo del ser humano.



En líneas generales, si es que en el cine Kar Wai se puede hablar de líneas generales, Chucking express medita sobre la soledad y la frustración que provoca el amor no correspondido en el ser humano. La incomunicación emocional se enreda en el entramado posmoderno de una ciudad como Hong Kong, en donde el tiempo y el amor se convierten en las obsesiones de sus protagonistas.


Kar Wai, acorde a su libertad creadora, se centra en dos historias, con sendos policías como protagonistas. La película se abre con las vivencias del policía 223 (interpretado por Takeshi Kaneshiro) que en pleno desengaño amoroso decide enamorarse de una misteriosa mujer, con gabardina y peluca rubia, que trafica con drogas con sus correos hindúes.
En la segunda historia el policía 663 (con un siempre brillante Tony Leung) también sufre el abandono de su novia, y también se le cruzará una mujer en su camino, sólo que esta vez la traficante se sustituye por la ingenuidad y por la ilusión de alcanzar sus sueños.
Ambas historias se planearon para estar mucho más intercaladas de lo que están, pero por su particular modus operandi, el director fue creando un guión, compuesta a su vez por dos historias, con algunos puntos de unión entre personajes. Hay que estar muy atentos para ver como las dos protagonistas femeninas de cada unase cruzan en una calle, o para observar como el policía de la segunda historia (Tony Leung) se asoma a una barandilla y contempla al policía 223 (Takeshi Kaneshiro).

Aún a pesar de este intento, los segmentos están muy bien delimitados, pero no por ello dejamos de encontrar similitudes. Los dos policías han sido abandonados y se aferran a la memoria y a los recuerdos para poder llevar sus existencias. 223 se obsesiona con la compra de latas de piña que no caduquen antes del 1 del mayo, un ritual que le sirve para encontrar una fecha que condicione el final del amor y que por otra, como muy bien reflexiona en la voz en off, “...si el recuerdo se puede enlatar, espero que nunca caduque...”.
663 habla con los objetos de su casa y comparte con ellos la tristeza y la melancolía de la pérdida.
Pero, al mismo tiempo, y rompiendo con obras anteriores como Days of being wild, ambos personajes aceptan su soledad, son conscientes que el amor caduca y ponen sus esperanzas en los recuerdos, al mismo tiempo que se enfrentan a ellos. 223 decide hacer footing cuando se deprime y 663 de nuevo habla con su casa para compartir un sentimiento: “...no estaba seguro si me había dejado el grifo abierto o si la casa se estaba volviendo sentimental...”

En Chukning espress, Wong Kar Wai, realiza su particular revisión de los géneros, desde la redefinición de los propios iconos populares como la actriz Brigitte Lin camuflada bajo esa peluca rubia, hasta la combinación de acción (el arranque de la historia del policía 223 y la persecución por las calles de Hong Kong) con la comedia romántica como pueden ser algunos momentos de la segunda historia con Tony Leung Y Faye Wong.
Además los policías que nos presenta Kar Wai no están involucrados en sus funciones profesionales, sino que más bien son policías que se compran ensaladas en pequeños restaurantes callejeros, sufren de amor y se estremecen en su melancolía.

Y, precisamente, valiéndose de esa mezcla de vitalidad y melancolía Kar Wai hizo una de sus películas más elogiadas por la crítica. La presencia de Andrew Lau (véasehttp://http//hongkongpasion.blogspot.com/2008/01/infernal-affairs-la-triloga-y-buda-dijo.html )y Christopher Doyle(http://http//hongkongpasion.blogspot.com/2008/07/doyle-libre-como-el-viento.html), como directores de fotografía, plasmó un particular lirismo de la imagen donde la cámara en mano, los ralentí, los congelados...crearon un corpus visual característico de su obra.

“...Por un motivo u otro todo tiene fecha de caducidad, me pregunto si hay algo en el mundo que no vaya a caducar...”

1 comentario:

Chris W. Gray dijo...

¿Qué decir que no se haya dicho ya de WKW?

Para mí, el cineasta total, parece que rueda con una cámara kirlian y radiografía el alma de sus personajes...

Me enamora, vaya.

Espero que estés teniendo un buen verano, un beso, Nuria.