lunes, 15 de noviembre de 2010

Man on the Brink de Alex Cheung: “estoy sufriendo diferentes vidas”








Uno de los pilares centrales del nuevo cine negro de la excolonia se encuentra en la trilogía de Infernal Affairs (http://http//hongkongpasion.blogspot.com/search/label/Infernal%20affairs%3A%20la%20trilog%C3%ADa). La temática del doble infiltrado con el trasfondo budista, y la presentación de un Hong Kong minimalista y posmoderno, han generado una multitud de secuelas que bien desde la imitación, o la inspiración han ido cimentado un hueco, a veces en exceso repetitivo, en su cinematografía.
Pero con todo lo que esta trilogía ha tenido de revolucionaria sus raíces se pueden encontrar en algunas películas de la década de los ochenta, cuando la Primera Ola del cine hongkonés estaba en su apogeo, cuando directores tan significativos como Tsui Hark o Alex Cheung –quien hoy centra nuestro interés- abordaron un cine negro crudo, violento y sin contemplaciones.
En concreto Alex Cheung con su particular estilo directo y sin ningún tipo de artificio, escribió y dirigió una historia que bien puede definirse como el antecedente de Infernal Affairs: Man on the Brink.
Un policía infiltrado en los límites de dos vidas: la que oculta, y la que cada vez está más empujada a vivirla al límite. Un policía que no quiere ser lo que es, y un miembro de tríadas que no comparte su realidad. Un descarnado retratado donde años más tarde los personajes de Tony Leung Chi Wai y Andy Lau hundirían sus matices.


Los comienzos de Alex Cheung están ligados con las películas experimentales de 8 mm que en los años setenta significaban una ventana abierta a ese nuevo cine que la Primera Ola reclamaba, al margen de las grandes productoras.
En 1974 Cheung se unió a una de las cadenas televisivas del panorama hongkonés, y desde allí dio el salto a la TVB donde ya pudo realizar lo que él realmente quería: sus dramas contemporáneos colmados de verismo e idiosincrasia local.
A su vez y gracias a estos dramas televisivos por capítulos Cheung consiguió entrar en la industria fílmica de la todavía, por entonces, colonia inglesa.

A finales de los setenta el director sorprendía a la sociedad hongkonesa con dos dramas poderosos relacionados con los policías y el submundo de las tríadas: Cops and robbers (Véasehttp://hongkongpasion.blogspot.com/search/label/Infernal%20affairs%3A%20la%20trilog%C3%ADa3A%20la%20trilog%C3%ADa…) y Man on the Brink donde desde el primer fotograma el director quiere dejar constancia de la ambigüedad existente entre policías y ladrones.
A Ah Chui, un policía de nobles sentimientos, se le ofrece la posibilidad de ser un policía encubierto para conectar, a su vez, con un agente infiltrado que desea volver a ponerse el uniforme. Ah Chui acepta su misión imaginándose como un héroe pero la realidad es que cada vez se ve más involucrado en la vida de las pandillas callejeras donde la extorsión y el robo es su estilo de vida.

Cheung nos presenta a su protagonista sumido en la confusión. La realidad soñada y heroica con la que parte Ah Chui se va transformando paulatinamente en tal estado de desconcierto que nos sabe si es policía o ganster. Vive y experimenta sensaciones contradictorias en una especie de tierra baldía de la que es incapaz de salir. Como él mismo expresa: “…ya no quiero ser un héroe, entre las lágrimas y la sangre voy caminando por el filo de la navaja…”
Man on the Brink nos demuestra la dificultad de muchas personas, ancladas en el Hong Kong de principios de la década de los ochenta, para encontrar un camino. Muchas veces ahogados por el entorno social la violencia se convierte en su única subsistencia y, bien seas un policía o un mafioso, o inclusive cuando uno se encuentra tan sumergido en el mundo del infiltrado, la confusión es capaz de hacer sucumbir a un ético policía en la espiral de sangre y violencia más cruenta.

Por ello Alex Cheung se preocupa por mostrar una Tríada sin ningún tipo de glamour y a diferencia de Infernal Affairs el Hong Kong que recrea es sucio y a ras del suelo, no como en las azoteas llenas de luz donde se enfrentaban Andy Lau y Tony Leung Chi Wai.
Muy al contrario Ah Chui convive con los problemas sociales de su generación: la prostitución, el juego, el robo, la corrupción…y- paradójicamente- el mundo de dónde los causantes para que quede atrapado en un túnel oscuro del que no tendrá salida.

Apoyado en un estilo realista y con un tono muy directo Man on the Brink es una llamada de atención al destino de una sociedad que vaga confusa y sin posibilidad de definirse. Un verismo que a su vez está diseccionado con el estilo tan característico de la Primera Ola: experimentación en los encuadres, historias sencillas y directas, agilidad en el montaje y una buena planificación secuencial.
Al igual que el protagonista de esta historia, en los años ochenta, Hong Kong caminaba en los bordes, en ese filo de la navaja, a una década de la tan temida devolución de la colonia a China.

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