lunes, 23 de febrero de 2009

Map of sex and love de Evans Chan: diálogos con el pasado y el futuro








El cine independiente hongkonés se nutre de miradas provocativas, sin dejar por ello de ser sinceras, que nos aproximan a una realidad posmoderna en donde el individuo vive con sus carencias pero también con sus deseos de realizarse. Las películas independientes de la excolonia presentan al mismo tiempo que bucean en su realidad. Enmarcan y matizan a unos individuos que se mueven en trelos platos de una extraña balanza que aúna tradición y modernidad. La Primera Ola del cine hongkonés lo hizo con un estilo descarnado, Fruit Chan, ya en los noventa, unió a esa simplicidad dura y real el refinamiento de una estética y un grito social, Wong Kar Wai lo ha hecho en base a su lirismo y Evans Chan –cineasta que nos ocupa- se valió de su doble mirada americana y china para expresar, a su manera, los diálogos de los marginales sociales que se debatían entre la modernidad y la búsqueda de su identidad.
Chan, director y crítico dramaturgo, nació en la China continental pero se crió en Macao y realizó sus estudios a medio camino entre Hong Kong y Nueva York. Su mirada reflexiva y emotiva es consecuencia de su visión cosmopolita. Su mirada goza de todo el derecho a narrar sobre sus raíces, al mismo tiempo que es capaz de tomar distancia y mirar la realidad con ojos foráneos.



De difícil definición, el cine de Evans Chan se mueve bajo una serie de coordenadas que zozobran entre la nostalgia y el drama emocional. Sus primeros títulos , A Liv(s) y Crossing, abren una línea que bien puede incluirse en este mapa de sexo y amor que Chan creó con su sutileza y su emotividad habitual. Al igual que en sus primeras películas los personajes desplazados por la sociedad, en este caso la voz de los homosexuales que se debaten entre sus dudas y su miedo al rechazo, toman la palabra para narrar su vivencia en los márgenes. Pero no una marginalidad asociada con bajas condiciones de vida, ni con el deseo de denuncia, es una marginalidad íntima que se asocia más al trauma del miedo al rechazo y a la exclusión.
Las transformaciones sociales y la lucha por acoplarse a una sociedad transformada es otro de los bastiones que desarrolla su lírica. Una sociedad poscolonial donde la emigración y la globalización deben vivir con peso de la tradición, al mismo tiempo que con la búsqueda de su identidad.
En casi todas sus películas el viaje, tanto físico como íntimo- como exploración de los sentimientos- se convierte en el eje central sobre el que va a girar toda la historia. Los protagonistas influirán en la vida y la vida, bien como pasado o como muestra del futuro, influirá sobre ellos.
Si bien todas estas marcas Chan las adereza con una magia propia del que sabe aunar música, imágenes diálogo y ritmo.

Map of sex and love se abre con tres líneas independientes dentro de un mapa, pero como en todo plano, los nudos de unión y las paradas hacen de esta historia un fluir de sentimientos y de relaciones.
Wei Ming, originario de Hong Kong, aterriza en la excolonia con el encargo de hacer un documental sobre el nuevo parque de atracciones de Disneyland. La emigración del pasado y del futuro se une en su devenir por el mundo, al mismo tiempo que habla directamente a la cámara y nos presenta a Micky Mouse en una clara alusión a la era de la globalización que va a vivir, y vive, Hong Kong, y al futuro incierto que puede aportar.
Los otros dos protagonistas son: Larry un homosexual que aún a pesar de aceptarse y ser un hombre realizado con su sexualidad, oscila entre la culpa y la valentía, y Mimi, la protagonista femenina de nuestra historia, guarda una trauma desgarrador sucedido en un viaje a Belgrado.

La mayoría de las veces las conexiones suelen ser absurdas, casuales, azarosas y Map of sex and love es un buen reflejo de vida. Esa conexiones crearán un trío de amigos y una pareja de jóvenes amantes. La búsqueda de su pasado, y de hundirse en sus raíces, les llevará hasta Macao para investigar sobre las relaciones del padre de Wei Ming con el oro que supuestamente dejaron allí los nazis. A veces, para recuperar la identidad es necesario rastrear en el pasado aunque no nos guste el pasado que encontramos.
De vuelta a Hong Kong Wei Ming toma la decisión de retornar a América pero la última escena aclara sus sentimientos y su lucha interna. Pasados dos años y en un video, que está viendo Larry en una exposición en Hong Kong, declara su intención de volver y pregunta abiertamente ¿alguien me va a esperar al aeropuerto?

Un aeropuerto que abre y, supuestamente, cierra la película y que curiosamente es uno de los pocos enmarques de la modernidad. En Map of sex and love apenas hay enclaves que nos recuerdan esa condición de ciudad global, y por el contrario casi todos los rincones están teñidos de esa estética de decadencia propia de los callejones y los patios deteriorados. La isla no se vende como punto de la posmodernidad sino como enclave de la soledad. En una emotiva escena Mimi mira directamente a la cámara y nos dice: “la soledad es motivada por la brisa de la isla”
Map of sex and love, por cierto la primera película hongkonesa que se rodó en video digital, trabaja con un realismo documental y una ficción poética que nos recuerda las conexiones de la vida y las azarosas emociones en busca de un pasado, a la vez que se afrontan los problemas de la modernidad. Una dialéctica entre el pasado y el futuro con la fuerza del sentimiento.

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