lunes, 6 de abril de 2009

Escape from Hong Kong island de Simon Loui: una radiografía de Hong Kong a través de la sátira






Simon Loui, uno de los secundarios más conocidos en la cinematografía hongkonesa, decidió dar el salto a la dirección con la película Escape from Hong Kong Island, una comedia satírica que se zambullía en las calles de la isla, al mismo tiempo, que demostraba la dificultad de atravesar el puerto Victoria y llegar hasta la península de Kowloon.
Loui, al que se le debe –en parte- el resurgir del cine de terror en los primeros años de nuestra década, ha ido cumpliendo sus ambiciones en el ámbito cinematográfico. A su primera faceta como actor, se le han ido sumando la de guionista, compositor y director, y ha dado como resultado esta comedia , impregnada de ironía y de sarcasmo, que en el fondo no anhela más que ser una fina radiografía de la sociedad hongkonesa.



Escape from Hong Kong island (2004) es una historia local con tinte global. Reúne los vicios individuales y colectivos de la sociedad de Hong Kong que fácilmente se pueden extrapolar a cualquier sociedad burguesa y capitalista. Los abusos y las deficiencias del protagonista (Jordan Chan gran amigo del director) se ponen de manifiesto a través de la ridiculización, la farsa y la ironía de sus actos y de su conducta. Lui enfatiza los vicios y la insensibilidad humana y solamente aprueba un final feliz con la transformación del protagonista.

La historia se centra en Raymond Mak (interpretado correctamente por Jordan Chan), un alto ejecutivo sin escrúpulos que el mismo día en que es despedido de su empresa, acepta el mismo cargo en otra empresa rival. El único requisito que le pone su nuevo jefe es que debe estar en su despacho a las cinco de la tarde para firmar el contrato. La tarea, a priori, parece sencilla pero comienzan a sobrevolar una serie de inconvenientes: uno, la nueva empresa está Kowloon, en el continente y por lo tanto es necesario cruzar el puerto Victoria; y dos, a Raymond Mak le roban la cartera estando todavía en la isla.

¿Qué le puede pasar a una persona que convive con el incremento del fraude o las crisis económicas como si éstas no existiesen? Pues que sin dinero, el inhumano y despótico ejecutivo, se convierte en un ciudadano más y sufre los estragos de su ciudad.
Raymond Mak sufrirá un robo con agresión y nadie le socorrerá, en comisaría tomará conciencia de la lentitud burocrática al ponerle trabas en su denuncia, desechará la idea de pasar largas horas en la cola de inmigración para solicitar un duplicado de su documento robado, y sus ardiles para conseguir dinero – en otro tiempo consentidos- se verán negados debido a sus hazañas del pasado.
Por eso, Raymond Mak no pasa a ser un ciudadano más, sino que será un ciudadano al que nadie presta su ayuda. Únicamente necesita los dos dólares que cuesta el billete del barco para atravesar el puerto pero ni su novia, ni sus amigos- pues carece de ellos- ni su familia le prestaran un solo centavo. Chapman To (el policía que le toma la denuncia en comisaría) a la manera de un ángel de la guarda le hace ver la vacuidad de su vida y la soledad de su existencia.

Para Mak el paso a la península se convierte en la metáfora del comienzo de una nueva vida pero, ¿dónde están sus raíces?, ¿cómo empezar algo si nos has solucionado las carencias de antaño? El conflicto se soluciona cuando Mak transforma su existencia y decide establecer lazos afectivos. El protagonista consigue cruzar el puente, al final logra el nuevo trabajo, pero su cambio radica en su felicidad. Las palabras que mantiene con un indigente en la calle son premonitorias: “lo importante es ser féliz” le dirá, y el director se hará eco de ellas para demostrar que Hong Kong puede seguir con el fraude, con la delincuencia, con el soborno, con los robos....como en cualquier sociedad avanzada, pero que el cambio, para un mundo mejor, debe de venir por uno mismo.

Escape from Hong Kong island es heredera, sobre todo si nos fijamos en uno de sus productores: Peter Chan, de las películas que en los años noventa proyectaba la productora U.F.O (United Filmmakers Organitation).
Con Peter Chan a la cabeza esta empresa se decantaba por guiones originales, al margen de las grandes productoras, que mediante comedias inteligentes jugaba con los localismos y los insuflaba de un contenido social más maduro del que se estaba realizando en la comedia banal de esos mismos años.
Películas como Happy hour, que en el marco de la Generación X unía mediante la comedia algo tan difícil como la amistad y la violación, o Heaven´t can´t wait, un guión satírico que se centraba en los falsos milagros y la manipulación de los medios...son ejemplos que marcaron una línea para futuros cineastas como Loui.
Un director que si bien ha sabido unir este espíritu con el del entretenimiento, su ópera prima presenta algunas carencias como el manejo en exceso de la cámara lenta, o el desmedido uso de la música.... que, en definitiva, no desentonan sobre el ritmo de la cinta y que nos hacen pasar un rato agradable. Escape from Hong Kong island radiografía su sociedad al mismo tiempo que nos pone una sonrisa en la boca.

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