domingo, 11 de octubre de 2009

My mother is a belly dancer de Lee Kung Lok: las “see lai” recuperan el coraje y la belleza







Aunque el discurso habitual sobre la cinematografía hongkonesa ha hecho hincapié en el tópico de que sus películas se sustentan, únicamente, en el entretenimiento y la acción en base a los estereotipos del género, somos muchos los que defendemos otro cine paralelo al comercial en el que se cruzan miradas independientes, nociones más experimentales, reflexiones sociales, y un tipo de cine que sin dar la espalda al mercado se mueve entre estos márgenes.
Sin ir más lejos, Andy Lau, una de las estrellas más punteras en el universo hongkonés ha demostrado que, aún a pesar de romper la taquilla por el reclamo de su presencia, y participar en infinitud de películas comerciales, pueden existir proyectos acordes con estas motivaciones.
Concebida con el propósito de abrir las puertas a nuevas talentos, Andy Lau fundó la productora Focus Films Limited en el año 2002. Esta plataforma sirvió para que directores como Lee Kung Lok, que ya había participado en anteriores proyectos con Lau –guionista de All about love, y asistente de Johnnie To en Fulltime killer- encontransen su espacio en el difícil mercado hongkonés. La Focus Films nació con la sana intención de enriquecer la cinematografía de la excolonia financiando proyectos poco habituales y apoyando a películas que se habían visto denostadas por las grandes compañías.
Kung Lok se vio favorecido por esta iniciativa y con su segunda película My mother is a belly dancer, en la cual Lau se reserva un cameo, se apartó totalmente de su ópera prima que codirigió junto a Wong Ching Po. Si en su primera película Fu Bo se metió de lleno en un drama independiente, con ecos de la Categoría III, que reflexionaba sobre la muerte y sus conexiones, en My mother is a belly dancer cambió las tornas para llenar de colorido una realidad, que homenajea a las amas de casa, y que se mueve entre las coordenadas de la comedia y el drama.


Con el término “see lai” se denomina, en el dialecto cantones, a las amas de casa que sufren una especie de envejecimiento prematuro. Cuando la rutina entra en sus vidas y de la familia sólo se recibe frustración y desaliento las mujeres de My mother is a belly dancer se nos presentan hundidas en un fracaso del que ellas son en parte responsables, pero también nos contagian de su ilusión de haber encontrado un brote que les devuelva el respeto perdido y el coraje en su lucha.

Como si de una vía alternativa al cine comercial se tratase, Kung Lok nos presenta una historia universal, ubicada en un edificio de Hong Kong con sus particularidades locales, pero con la capacidad de extrapolarse a cualquier rincón del planeta. Aunando las vidas de cuatro mujeres en un bloque de pisos, el edificio envuelve el epicentro de las temáticas. Una ama de casa que recibe la falta de respeto y el egoísmo de su marido e hijo, una vecina que se entera de la infidelidad de su marido, otra vecina que trabaja como basurera con su marido en el paro, y una última inquilina más joven que no acepta la responsabilidad de la maternidad.

My mother is a belly dancer es en sí una película de mujeres que homenajea a las mujeres. Así se lo dedica el propio director en la leyenda final de la cinta : “A mi madre y a mi hermana mayor”.
Por ello todas las acciones están encaminadas a que a esas mujeres les vuelva a nacer la sonrisa. Sólo cuando toman conciencia de su realidad y deciden reunirse en un local de su edificio para dar clases de danza del vientre, podemos entender sus orfandad y el peso de sus problemas cotidianos. Los pañuelos, con sus monedas y sus vistosos colores, llenan de luz y de exotismo un edificio gris en donde conviven las frustraciones con las actitudes arcaicas del resto de vecinos. Ellas hacen oídos sordos a las críticas, incluso son insultadas con frases como: “...sacudir el cuerpo en público es cosa de prostitutas...”, y las clases se convierten en una especie de terapia donde las vecinas, convertidas ya en amigas, sacan a la superficie una felicidad que hasta ahora tenían olvidada.

Quizá para resaltar la transformación de estas mujeres que se rebelan frente a su marco social y familiar, los hombres están concienzudamente desdibujados, sólo parecen esbozos de los estereotipos masculinos que ahogan más a la mujer en su descontento. Por eso el marido egoísta de una de ellas, que consiente a su hijo y le quita cualquier tipo de autoridad a su mujer, vive la felicidad de ésta a partir de la rabia y la actitud machista de quién considera que la mujer debe vivir única y exclusivamente para el hogar. A si mismo el infiel descubierto no llegará a enterarse de las clases de su mujer sencillamente porque representa la indiferencia del marido con respecto a la esposa. La vecina que recoge basura se alejará de su dura realidad cuando ensaya los exóticos bailes y su marido, que la descubre, sentirá pena porque con él nunca ha sido así de feliz. Y, por último, la joven alocada reorganizará su vida y encontrará en el amigo que le ayuda a cuidar de su hijo al verdadero amor. El hombre es por tanto una simple comparsa para subrayar las transformación de las amas de casa.

My mother is a belly dancer nos habla de la dificultad de afrontar la vida, de afrontar sus problemas y sobre todo de hacer frente a la sumisión. Y la vía por la cual esto es posible es a través de la recuperación de la ilusión, la vuelta de la pasión, el rejuvenecimiento que pasa por redescubrir la amistad y la redefinición de sus relaciones familiares. La vecina que sufre la infidelidad se dará cuenta que puede tomar las riendas de su vida sin la necesidad de la figura del hombre, el resto se aferran a la felicidad con su familia bajo nuevas normas dictadas por ellas. Un realismo emocionalmente positivo contagia al espectador por la magia del baile y el ritmo de la música. Kung Lok consigue algo realmente difícil, acercarse al lado más humano de unas inquilinas que han perdido su belleza y el respeto pero tienen el coraje suficiente para recuperarlo.
En definitiva, un enfoque poco común en las historias locales hongkonesas pero necesarias para hablar de algo tan interesante como las emociones y las pasiones humanas.

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