domingo, 27 de diciembre de 2009

Kung fu cyborg: metallic attraction de Jeff Lau: “... y el hombre creó al robot...”






El nombre de Jeff Lau tradicionalmente ha estado ligado con los éxitos del taquillero Stephen Chow. La dirección de sus comedias disparatadas, tan del gusto del público hongkonés, fomentaron la imagen de Lau bajo las etiquetas del cine comercial y la comedia absurda (lo que se conoce como “molietau”), pero no todo ha sido extravagancia en su carrera, aún a pesar de que él mismo se defina como un director irracional. Sus primeros pasos, tras regresar a Hong Kong después de cursar estudios de diseño en Gran Bretaña, estuvieron encaminados en la creación de un nuevo cine para la excolonia. Junto con Dennis Yu fundó la compañía Century Films apostando por lo que hoy en día son míticas películas de la denominada Primera Ola del cine hongkonés como la directa y descarnada Nomad de Patrick Tam.
Posteriormente su amistad con Wong Kar Wai le llevó a asociarse con él en la famosa productora Jet Tone Productions de la que han salido películas tan legendarias como Ashes of time (Véase Ashes of time redux de Wong Kar Wai : “cuanto más intentas olvidar...mayor es el recuerdo” ).
Su primera oportunidad en la dirección le llegó por el empeño de su buen amigo, y actor, Alan Tang que produjo una alocada historia de policías aderezada con la comedia y el cine de terror (Haunted Cop Shop), que contó con Jacky Cheung y Ricky Hui, y en la que Lau dio muestras de unas ganas locas de hacer del surrealismo su arte.
A partir de ese momento Jeff Lau ha ido compaginando la producción, la dirección, la elaboración de guiones, e inclusive la interpretación, en películas desenfadas no exentas de parodia ni de momentos interesantes, al mismo tiempo que dejaba patente su particular modo de ver la existencia.
Su última creación, es una buena síntesis de su obra a medio camino entre la barrabasada y la reflexión filosófica.


A tenor de Kung fu cyborg, en una rueda de prensa dada por el estreno de la cinta, se le preguntó a su director si la película tenía implícito algún mensaje. La respuesta de Jeff Lau fue rotunda: “...no existe ningún mensaje para esta película...”
Aún a pesar de estas contundentes palabras no podemos pasar por alto las sentencias con las que se abre esta singular película: “...si Dios creó a los humanos, ellos crearon a los robots...”. Palabras que nos acercan a un sentido existencialista, e inclusive crítico, de la creación. Pues ¿si supuestamente Dios ha creado al hombre, éste no puede imitarle y crear a los cyborg?, e inclusive la pregunta de Lau va más allá: ¿si el hombre puede dudar de Dios, no tiene el cyborg el mismo derecho a dudar del hombre?
Quizá por ello, en una secuencia, tras la lucha entre el cyborg “bueno” (Alex Fong) y el “malo” (Wu Jing), el último le dice al primero: “...estamos programados para obedecer órdenes, pero ¿y si esas órdenes están equivocadas?...”. Tal premisa puede tener dos lecturas: una ligada con el anhelo de libertad con la que sueñan hombres y robots, y dos, más subterránea, enlaza con la idea del disidente que se atreve a pensar en un mundo programado por los humanos.
Puede que todas esta reflexiones sean demasiado rebuscadas para una película que nació como contrarréplica de la americana Transformers, pero lo cierto es que si ahondamos un poco más y no nos quedamos en la superficie podemos llegar a ver al ciborg con un trasfondo existencialista.

Si por el contrario preferimos ver Kung fu cyborg como una película de acción, desgraciadamente la película flojea por demasiadas aristas. Desde su propia concepción, como respuesta a la taquillera Transformes (Michael Bay 2007), hasta su desarrollo donde el guión se pierde en unos personajes sin fuerza y una historia amor que ensombrece los escasos momentos de la acción.
La película se centra en K-1, un robot de Inteligencia Artificial, construido por el gobierno y confiado a Danchun (Hu Jun) un policía de una localidad rural que ha demostrado su valía y, sobre todo, su gran lealtad con el país. Los problemas de Danchun comienzan cuando su ahijada, de la que está secretamente enamorado, se siente atraída por el cyborg. La historia pasa entonces a ser un triángulo amoroso aderezado con las luchas contra la delincuencia, y con los otros cyborgs que se han salido del camino.

Cuando Jeff Lau se levantó de la butaca después de ver Transformers se quedó fascinado con sus efectos especiales, pero también le sorprendió como esos descomunales robots no sabían pelear. Su película contaría con cybors no sólo que supiesen luchar sino que dominasen el legendario arte del kung fu. La identidad china se veía así ligada con ellos al mismo tiempo que unía al espectador con su imaginario.
Por otro lado, Lau no quería unos transformers para salvar la humanidad, para eso ya estaban los americanos, sino que siguió dotándolos de su idiosincrasia y nos sorprendió con un cyborg armónico en base a los principios del feng-shui. (La escena en que Eric Tsang describe la armonía del rostro de K-1 hecho a semejanza de los rasgos “perfectos” de Andy Lau no deja de ser un pseudo-cameo a los que el cine hongkonés nos tiene muy acostumbrados)
Por tanto el cyborg con la esencia y la presencia de uno de sus mayores ídolos del pop (Andy Lau) no puede hacer otra cosa que enamorar a la chica y dejar las peleas para momentos muy puntuales.
¿Es por tanto Kung Fu cyborg una historia de amor?, ¿pueden tener sentimientos los robots? El gran problema de esta película es que no sabemos si estamos ante una historia de amor, una comedia, una película de acción o una película costumbrista, pues muy al contrario que los cyborgs americanos que pelean en las grandes ciudades, aquí la historia se centra en una localidad pequeña, en el día a día de sus habitantes y con una policía local que más parece una policía de cuento.
Lo malo de Kung Fu cyborg es que este híbrido de géneros más que enriquecerla hace que se pierda en unos personajes que no consiguen rematar una historia. Quizá sea porque Hu Jun no se encuentra a gusto en la comedia, o porque Alex Fong no pueda con el peso del galán, pero lo cierto es que la película destila acción, mensaje filosófico, identidad china, amor...sin conseguir profundizar en ninguno de sus mensajes. Pero ya lo decía Jeff Lau: “...esta película no tiene mensaje...”

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