domingo, 20 de junio de 2010

Beast cops de Gordon Chan / Dante Lam: “¿policías en un nightclub?... por qué no”







Desde que Dante Lam colaboró como asistente de dirección de Gordon Chan en la película Brief encounter in Shinjuku, sus carreras han estado ligadas en numerosas ocasiones.
Chan terminó sus estudios universitarios en Canadá, en la década de 1970, y regresó a Hong Kong a comienzo de los ochenta dando sus primeros pasos en el, por aquel entonces, imperio de la Shaw Brothres.
Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que Gordon Chan es uno de los directores más prolíferos del actual cine hongkonés, especializado en la acción, sin olvidar un ligero toque reflexivo. Entre sus películas más aclamadas debemos citar las soap operas de policías como First option o Option zero.
Por su parte Dante Lam (The beast Stalker de Dante Lam: "la policía primero te destroza y luego te ayuda"), que nació en Hong Kong, comenzó su carrera en la década de los ochenta coincidiendo con el hacer de Gordon Chan.
De ese fructífero encuentro surgió una película tan aplaudida como Beast cops, ejemplo claro de cine tríadas alejado del glamour, donde la reflexión y el estudio de personajes nos acercan a un submundo urbano compuesto por policías y gansters en continua lidia con el bien y el mal.


Ya en los títulos de crédito iniciales Beast cops nos sorprende con unas imágenes de Hong Kong desenfocadas alejadas de toda nitidez. Sólo se distinguen las luces de neón en un mundo que cambia después de la medianoche en el que ya no cuenta la identidad sino las influencias.

Quizá por ello los policías de esta historia son conscientes que cuando traspasan las barreras y se introducen en este mundo su identidad se camufla con sus intereses y el peso de su influencia hace que acampen a sus anchas entre los nightsclubs, las mesas de juego y se ganen los servicios de las prostitutas.

El hermano Tung (interpretado por un siempre magnífico Anthony Wong, que lleva todo el peso de la película) sabe de la supervivencia al situarse en la zona gris de la vida. En este Hong Kong triadesco que nos describen Chan y Lam el encuentro constantes entre mafiosos y policías se circunda en la gama de los grises dónde la convivencia es posible y la hermandad entre ambos grupos puede ser capaz de alcanzar un “status quo”.
Pero a ese clima de armonía llega Mike, un nuevo policía que siempre ha luchado contra la corrupción, y que- curiosamente- se irá adaptando paulatinamente a las formas de actuar poco ortodoxas del hermano Tung.

Chan y Lam sienten la necesidad de justificar la actuación de sus personajes, por eso aún a pesar de que el dinero es quien marque las reglas de juego en ese mundo, el hermano Tung se dirige directamente a la cámara y comenta: “...un policía también trabaja por dinero, no podemos ser responsables de todo. Existen la prostitución y las apuestas, siempre han existido y siempre existirán...”
Tanto policías como criminales trabajan con armas y ambos las utilizan para matar pero, irónicamente, la película subraya que la única diferencia entre ambos bandos es que la policía cobra un sueldo a final de mes.
De ahí las palabras del novato en este juego (Mike): “...en este mundo entre lo blanco y lo negro hay una zona gris, algunos tienen una zona gris amplia y otros muy pequeña...”

Solamente existe una unión que se cuida en esa zona gris y son los códigos de honor. La hermandad conlleva a traición y la traición se escribe con la venganza. Los lazos fraternales existen entre policías y mafiosos, por ello cuando un jefe local (interpretado por el siempre resolutivo Roy Cheung) se ve obligado a abandonar su territorio, éste se convierte en una zona de guerra en el que el hermano Tong se verá implicado asegurándose la venganza por la muerte de su hermano de sangre.
Pero en esta defensa de la hermandad Tong comienza su venganza desde el lado del ley y ayudado por sus colegas policías en una lucha paulatina por ir ganando su identidad en un mundo gobernado por las influencias.

Chan y Lam se apartan de tono glamouroso, pues para eso ya estaba la saga de Young and Dangerous de Andrew Lau con sus ídolos locales. Sus personajes se perfilan con la realidad de su contexto, con la humanidad de sus miedos y con la bravía de su coraje.La película analiza la existencia de las tríadas y su convivencia en una especie de bolsa repleta de almas grises que respetan sus códigos. Sin llegar a posicionarse, pues en el final prevalece la conquista de los territorios por parte de la policía , Chan y Lam parece decirnos que la convivencia entre ambos grupos es posible sólo mientras se respete la hermandad, y que el uso a la ligera de armas está presente en ambos bandos. Por ello, pasada la medianoche, estos bandos se reúnen y se toman una copa en uno de los muchos nightclub que pueblan Hong Kong.

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