martes, 8 de diciembre de 2009

Alan and Eric: between hello and goodby de Peter Chan: la nostalgia del reencuentro.








Una de las productoras más interesantes con la que ha contado la industria del cine hongkonés en sus ultimas décadas ha sido la U.F.O, cuyas siglas se traducen por Organización de Cineastas Unidos. Las piezas clave de su engranaje fueron dos de hombres más comprometidos con la cinematografía de la excolonia: el director Peter Chan y el actor Eric Stang, a los que más tarde se unieron la guionista y producta Claudia Cheung, el director Jacob Cheung (véase Cageman de Jacob Cheung: la voz del desarraigado ) y el también director y guionista James Yuen (véase Crazy N´ the city de James Yuen: una historia íntima y sencilla ). En sus manos la UFO se modeló como un lugar de referencia para que los cineastas pudieran hacer las películas en las que creían y escaparse así del férreo control de los poderosos estudios.
El año de su nacimiento fue el 1991, seis años antes de la devolución de Hong Kong a la China continental. La UFO se encontró de lleno con ese ambiente de incertidumbre, e inclusive pesimista, que reinaba en su sociedad, al mismo tiempo que convivía con un tipo de cine que inundaba las pantallas con películas de tríadas, de acción, de artes marciales...y de patrones convencionales que se movían a gusto como productos mediocres destinados a un cine comercial.
Peter Chan y sus colegas se concienciaron de que ese era el momento idóneo, en plena década de los noventa, para llevar a cabo una sensibilidad diferente hasta la ahora mostrada por su cine. Una sensibilidad que pasaba por historias de amor, tamizadas por su mirada, y que sobre todo concebían las historias con ese humor inteligente que se atreve a ironizar con la cultura local y hacer un guiño a las tradiciones.
Alan & Eric: between hello and goodbye fue la primera película de la UFO, y por consiguiente fue la primera producción donde el comienzo de su estilo comenzaba a fraguarse: una “casi” historia de amor con toques de comedia al mismo tiempo que reflejaba el genuino toque amargo de la existencia y de las relaciones entre las personas.


En una escena de Alan & Eric, el personaje de Maggie Cheung –pintora profesional- se nos presenta trabajando en un estudio, realizando cuadros de encargo por cadena como si de una sucesión “fordiana” se tratase donde ella es la encargada de poner el toque final a las pinturas remarcando las sombras del paisaje. Pero, cansada de la monotonía del producto manufacturado, decide ser creativa e incorporar a uno de sus cuadros un barquito velero. La iniciativa de la pintora es tapada con fuertes gritos por parte de sus jefes que le exigen que no se salga de los márgenes acordados, y que continúe pintando lo establecido.
Con esta escena tan significativa Peter Chan denunciaba la renuncia a la innovación por parte de sus colegas y apostaba por un cine que, sin estar alejados de los gustos del público y el reconocimiento de sus convencionalismos, adquiriese una realidad no exenta de humor pero con guiones fuertes y personajes creíbles.

Así, Alan & Eric se nos despliega como un tapiz donde es posible hablar de los sentimientos de los seres humanos en dónde el melodrama cantones se renueva y se reencuentra con su público. Alan y Eric son amigos desde la niñez, Eric (Eric Tsang) es sacrificado y amable y Alan (Alan Tam) responde más al prototipo de “pícaro” encantador. Después de una larga ausencia, pues Alan ha vivido gran parte de su vida en América, se reencuentran en Hong Kong. El tercer vértice del triangulo será la aparición de Olive (Maggie Cheung) a la que Eric conocerá casualmente y por la que se sentirá profundamente enamorado, al igual que su amigo Alan.¿Estamos, por tanto, ante un melodrama tradicional? Cómo ya hemos comentado la idea de Chan esta alejada de los convencionalismos. Acepta que se reconozcan, pero siempre le gusta ir más allá. Para empezar si algo encontramos interesante en Alan & Eric es la profundidad de los personajes en la historia. No se nos aparecen como personajes de videoclip con banda musical de fondo, ni cargados de estereotipos que los alejen de la realidad. Los tres se enfrentan a sus sentimientos y conocen la sinceridad de la amargura, la felicidad momentánea y el amor como melancolía.
En Alan & Eric se manejan las emociones con la honestidad propia de la realidad. Las complejas relaciones que tocan a la amistad y amor aparecen en la película con la madurez de la existencia. Los protagonistas, cada uno en su medida, parecen tocar el amor perfecto, pero la imperfección se torna en emociones egoístas y en la línea más amarga que pueden otorgar los sentimientos.
Pero no por ello debemos ver a Peter Chan como un director romántico, apelativo con el que se la calificado en muchas críticas, cómo él nos comenta: “...muchas veces me califican de romántico porque hago romances, pero yo no soy romántico. Hago películas sobre personas que están siendo egoístas. Nunca cuento un amor perfecto o idílico...”
Quizá el director busque el enfoque más amargo de la vida, o – a modo de constante en su cinematografía- conciba el amor como nostalgia.

La vida se manifiesta en Alan & Eric: between hello and goodby entre la amistad y el cariño, entre la música y el amor, y entre las despedidas y las nostalgias. En más de una ocasión Peter Chan ha comentado que sus películas son reflejo de las palabras que están en su mente, y sin lugar a dudas Alan & Eric fue escrita con las expresiones que nos llevan hasta “casi” una historia de amor.

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